16 ene 2008

Guaiquivilo y el arte de los Chiquillanes


Unos cuantos miles de años antes de Paul Güssfeldt…
Hace más de 9000 años desde que los primeros pueblos recolectores que habitaron el sector cordillerano de la zona central, es decir, desde Santiago hasta las cercanías de Chillán, recorrían en colonias grandes llanuras abarcando desde las costas del océano pacífico hasta las cuencas de los ríos de la alta cordillera, éstos eran los que conformaban la civilización cultural denominada “CHIQUILLANES”. Su subsistencia se basaba en la caza de animales como los guanacos, ñandúes y pumas, entre otros. De este modo, al internarse en épocas estivales al sur del glaciar del Río Cipreses, en la reserva nacional, justo en la confluencia con el Estero Arriero, crearon estos espectaculares petroglifos que aparecen en la zona como testimonio fehaciente del paso de esta cultura, algunos la denominan según literatura relacionada y especialistas del tema, cultura “Guaiquivilo”. Cabe reseñar que estos pobladores fueron la base de nuestros antepasados.


Paul Güssfeldt, nunca pensó que unos miles de años atrás, estos nómadas se le habían adelantado a su gran foto y primera en Chile del Volcán Palomo, durante sus incursiones que hiciera en la zona allá por el año 1842. También el gran naturalista polaco Ignacio Domeyko algunos años después, que estuvo en la misma zona, probablemente pudo observar estos petroglifos en la Quebrada o Estero Arrieros. Existen diversos lugares en las cuencas de los ríos Paredones, Pangal, Cachapoal, Las Leñas y río Cipreses, este último posee los vestigios más abundantes y muy bien preservados debido al acceso a la zona.
Los chiquillanes seguramente debido a la topografía del lugar (abundante agua y flora) en la cual la quebrada cae abruptamente al río Cipreses, se las ingeniaban para acorralar a guanacos en este valle, desde las alturas forzaban a estos asustadizos camélidos a su huida a la salida del cajón Arrieros, el cual por un asunto natural, posee un acceso por un acantilado el cual lo bloqueaban previamente con rocas y ello ante la estampida eran desbarrancados y así obtenían la carne, piel, grasas y huesos eran utilizados para la subsistencia y llegado el invierno bajaban a los valles y al litoral costero del océano pacífico.Podríamos asignar a esta cultura como los primeros “senderistas” que poblaron y recorrieron cuanto valle y cajón cordillerano se les presentaba a su paso. Existe bastantes estudios de esta cultura por especialistas en el tema, pero de un punto de vista diferente al enfoque que nosotros los montañistas lo vemos. Probablemente en esa época el glaciar del río Cipreses llegaba mucho más abajo, de hecho la “piedra del indio”, llamada así por los lugareños, podemos observar que su estructura geológica no es de las rocas al entorno, ya que debió de ser arrastrada por el glaciar, quedando en ese lugar al retroceder la gran masa de hielo.En su nacimiento y el boquerón bajo el hielo del río Cipreses, la marca del glaciar y morrenas delatan que llegaba mucho más abajo y fue retrocediendo en el tiempo a la desglaciación de su proceso natural a como hoy en día está, ahora posarse sobre el glaciar es algo complicado y quienes han visitado la zona, escaladores chilenos y montañistas de diferentes latitudes, saben que el problema inicial no es menor para recorrerlo.Con estos argumentos así, estos hombres en otras épocas, pudieron internarse sobre aquella topografía gélida e incursionar algo más al interior, permaneciendo en el valle del Estero de los Arrieros como punto estratégico de vida y caza.
En la fotografía aérea se aprecia muy claramente el valle del río Cipreses y el punto en donde se ubican estos petroglifos a lo cual nos hemos referido. Es posible ingresar a la Reserva Nacional del río Cipreses y en una a dos jornadas a pie o a lomo de caballo llegar al lugar, el último trecho de los senderos que llevan allí se ha dañado o desaparecido, así que es factible el último tramo hacerlo a pie o con dificultad acceder a caballo buscando ladera arriba la entrada al sector de ubicación de los petroglifos, en el valle Estero de los Arrieros.

Comentarios: Franco Rodríguez V.
Edición: David González

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Que impresionante relato de nuestra historia Andina , Que minucioso en cada detalle .

Quisiera agragar un solo detalle anecdótico : Domeyko que realizó tantas incursiones al interior de los Andes en distintas regiones; la primera de ella la realizó fue en nuestra sexta región .-

Anónimo dijo...

Yo quisiera preguntarles ¿cuántos de Uds conocen los petroglifos de Pangal? hay algunos que por años recorren la zona pero no tienen idea de cáuntos hay ni por donde están.

A ver si un día de estos les hago un tour a los interesados. Una visita guada. Eso si como guía turística, que es mi profesión les haré precio jajajajaja...

saludos

Costanza.